Fuente: Joyas Numismáticas de Guatemala

Banco de Guatemala

El general José María Orellana asume la presidencia de la República de Guatemala el 15 de marzo de 1922. en medio de una crítica situación económica. El abuso en las emisiones de papel moneda, que para 1923 habían alcanzado la cantidad de
402.353,000 pesos, sumado a las constantes fluctuaciones de cambio, crearon una inestabilidad monetaria de grandes proporciones. La plata -cuyo valor con respecto al oro había sido fijado en una proporción de 1:15.50 a principios del siglo XIX, con la adopción del bimetalismo por los países europeos- había
iniciado en 1890 un proceso de depreciación significativa con el gobierno de José María Reyna Barrios, situándose en una proporción de 1: 19.75: esta proporción alcanzó durante la gestión de Manuel Estrada Cabrera la alarmante relación de 1: 33.33.
Después de ser depuesto en 1920 el “Presidente de los 22 años” hubo intentos para mejorar la situación monetaria, que sólo fueron tomando forma en los años siguientes hasta llegar al gobierno del general José María Orellana,  quien impulsó las medidas necesarias para avanzar
efectivamente hacia “el arreglo económico deseado”. Una de las primeras medidas fue detener la emisión de papel moneda sin respaldo, creando para tal propósito la Caja Reguladora (Decreto No.839 del 14 de septiembre de 1923), cuya finalidad era la de preparar la conversión de la moneda nacional y ordenar el sistema monetario, sujeto a constantes variaciones de cambio respecto a la circulación de monedas valoradas en términos de oro. 

La Caja Reguladora quedaba facultada para recibir depósitos en oro y en moneda nacional; así como emitir certificados por dichos depósitos. Su labor fue tan eficaz que para el 31 de diciembre de 1923, a casi tres meses de haber iniciado sus operaciones, contaba con la cantidad de 462.754.45 pesos en oro americano, lo que permitió al gobierno recobrar la confianza financiera  y estar en posibilidad
de emprender y culminar lo que ahora conocemos como la Primera Reforma Monetaria Fundamental
del siglo XX (1924-1926).

Esta Reforma Monetaria –en la cual tuvieron destacada participación Enrique Martínez Sobral como consejero de gobierno, Rafael Felipe Solares y Carlos O. Zachrisson, como ministros de Hacienda– dio origen a la creación del quetzal como nueva unidad monetaria del país que sustituyó al peso, sancionando esta reforma mediante el Acuerdo Gubernativo No. 879 del 26 de noviembre de 1924. Esta ley aprobaba la acuñación de monedas de oro en valores de 5. 10 y 20 quetzales con una fineza de 0.900 milésimas; así como también monedas de plata -con fineza de 0.720 milésimas- de 1, ½ (50 centavos) y ¼ de quetzal (25 centavos). Tanto las monedas de oro como las de plata fueron acuñadas por la Casa de Moneda de Filadelfia (Estados Unidos de América) con fecha de 1926 para las primeras; y 1925 para las de plata. En el canto liso de las monedas, tenían la inscripción “República de Guatemala-América Central”.  

La ley del 26 de noviembre de 1924 ordenaba a la vez la acuñación de monedas de cobre aluminado en valores de 5 pesos, 1 peso y 50 centavos, lo que al parecer no se llevó a cabo, ya que no existe ningún ejemplar conocido a la fecha de estas monedas. Dicha ley fijaba, además, la tasa de cambio con relación a la antigua moneda, a razón de 60 pesos por 1 quetzal, iniciando de esta forma la transición entre uno y otro sistema monetario.

El 2 de mayo de 1925 se aprueba el Decreto No. 1379. contenido en la Ley Monetaria y de Conversión, que autorizaba la acuñación de moneda fraccionaria de 10 y 5 centavos en plata de 0.720 y de 1 centavo en cobre. Las monedas de oro y de plata presentarían en
el anverso: el Escudo Nacional. la inscripción “República de Guatemala” y el año de acuñación; en el reverso llevarían — en el campo de la moneda– un Quetzal sobre una columna con la inscripción “30 de junio de 1871”: y a un lado de la columna, el valor correspondiente; en el exergo, la inscripción “Ley de 26 de Noviembre de 1924”. 

La Caja Reguladora continuó en sus funciones –aun después de ser aprobada la ley que creaba el quetzal– como encargada de supervisar la conversión de la moneda antigua (el peso) a la recién creada; prohibió la emisión de billetes a los bancos privados, a excepción de aquellos cuyas prórrogas habían sido otorgadas
por el Estado mediate el pago en efectivo del valor nominal de circulación. Esto explicaría la emisión de billetes por valor de 20, 50, 100 y 500 pesos por parte de los bancos privados, con la contramarca de la Caja Reguladora.

 

Mediante el Acuerdo Gubernativo del 30 de junio de 1926, la Caja
Reguladora pasó a ser finalmente el Banco Central de Guatemala,
Único Emisor de capital
mixto (privado y estatal). Para conmemorar tan trascendental
acontecimiento se dispuso la acuñación de una medalla cuyo módulo -igual que la moneda de 10 centavos- presenta en el reverso el Escudo de Guatemala;
y en el anverso, la fecha de la fundación del Banco.
La fundación del Banco Central de Guatemala coronaría los esfuerzos del gobierno de José María Orellana, cuyas reformas pondrían fin a la emisión monetaria desordenada. La nueva
entidad quedó facultada como la única emisora de papel moneda y moneda metálica. Esta disposición
generó estabilidad y respaldo a la moneda nacional al instaurar orden en los flujos bancarios y financieros. 

A la muerte del general Orellana en Antigua Guatemala el 26 de
septiembre de 1926, asume la primer magistratura el general
Lázaro Chacón, en medio de una situación económica estable. Durante este período son emitidos los primeros billetes por el Banco
Central de Guatemala en valores de Q1 (abril 21. 1927). Q2 (abril 13. 1928). Q5 (junio 13, 1927), Q10 (diciembre 24, 1929) y Q20 (julio 25. 1927), impresos por las
compañías inglesas Thomas de la Rue y Cía. Ltda. y Waterlow and
Sons. En el anverso de los billetes aparece el busto del general Orellana, razón por la cual son conocidos numismáticamente
como “chemas”. En la colección del Banco de Guatemala existen
ejemplares de billetes de 100 quetzales de la serie “chemas” que nunca fueron puestos en circulación.

En 1929 inicia una severa crisis financiera que afectó a la mayoría de economías del mundo, 
fenómeno conocido como la Gran Depresión. En Guatemala, una serie de medias equivocadas por parte del Gobierno –que implicaron alzas de impuestos en algunos productos, entre ellos
el café– produjeron un grave impacto en la economía del país, que obligaron al general Chacón a abandonar la presidencia el 7 de enero de 1931. A la muerte de
Chacón, acaecida poco tiempo después, el licenciado Baudilio Palma intenta hacerse cargo de la Presidencia, pero un golpe militar –al mando del general Manuel Orellana– lo depone. Reunida la Asamblea General, desconoce a Orellana y confiere el cargo al licenciado José María Reyna Andrade, quien convoca a elecciones para realizarse entre el 6 y 8 de febrero del mismo año, que darían la presidencia al general Jorge Ubico, quien gobernó dictatorialmente durante
14 años consecutivos.

La necesidad de moneda
fraccionaria, en el comercio interior, obliga a las autoridades a crear los nuevos valores en monedas de ½ y 2 centavos de quetzal, por medio del Decreto No. 1824 del 4 de mayo de 1932, cuya acuñación debía efectuarse en aleación de cobre y aluminio; pocos meses más tarde (Decreto No. 1341) se modificaba la composición de tales monedas a una aleación de cobre, níquel y cinc. Aun así parece curiosa la existencia de algunas piezas de ½ centavo de quetzal pertenecientes a la colección del Banco de Guatemala, acuñadas en aluminio, lo que probablemente podría tratarse de algunos ensayos efectuados por la Casa de Moneda de Guatemala.

La obra material pública de Ubico fue muy prolífica, en la que destaca por su belleza e imponencia el Palacio Nacional –hoy Palacio Nacional de la Cultura –inaugurado en 1943; el acto fue conmemorado con la acuñación de una moneda de 25 centavos,
en cuyo anverso está el mapa de Guatemala con el Quetzal posando sobre la esquina izquierda del diseño, y en el exergo la leyenda: “República de Guatemala”. En el reverso contiene la reproducción del
Palacio Nacional y el año de acuñación.
Estas monedas fueron fabricadas por la Casa de Moneda de Filadelfia y legalizadas para
su circulación el 22 de febrero de 1944, de conformidad con el Decreto Legislativo No. 1824.
En esa misma ocasión, la Casa de Moneda de Filadelfia acuñó las monedas de 2 y 1 centavos con un nuevo diseño: en el anverso un Quetzal estilizado., con las alas abiertas posando sobre un monolito; en el exergo, la inscripción: “República de Guatemala” y la fecha de acuñación; en el reverso, la leyenda de su valor; y hacia la derecha, ocupando la mitad del campo, una rama de cafeto.  Ambas piezas fueron acuñadas en los años 1943 y 1944; su circulación fue legalizada el 7 de agosto de 1944.

En junio de 1944, ante las presiones de amplios sectores sociales, el general Jorge Ubico Castañeda renuncia a la
presidencia de la República y asume el poder el general Federico Ponce Vaides, quien sería derrocado por un movimiento cívico-militar el 20 de Octubre de ese año, dando paso al proceso político conocido como la Revolución de Octubre. 

Una Junta Revolucionaria de Gobierno –conformada por Jorge Toriello Garrido, Jacobo Árbenz Guzmán y Francisco Javier Arana–asume el mando de la nación y pronto convoca a elecciones, en las cuales resultó electo presidente de la República el Doctor Juan José Arévalo Bermejo, quien toma posesión en marzo de 1945 e inmediatamente impulsa varias medidas democráticas y
económico-sociales, nacidas de los cambios que trajeron consigo los años finales de la Segunda Guerra Mundial; en los que destaca la Ley Orgánica del Banco de Guatemala (Decreto No. 215 del 11 de diciembre de 1945), entidad que vendría a ser la sustituta del Banco Central de Guatemala.

El Banco de Guatemala continuó acuñando monedas basado en el
patrón contenido en el Acuerdo del 24 de julio de 1925; conservó
las denominaciones de 1, 5, 10 y 25 centavos y canceló los de ½, 2 y 50 centavos (½ quetzal).
En 1949 fueron modificados los grabados de los reversos de las
monedas, pero mantuvieron todas el Escudo Nacional en el anverso. En el reverso de la moneda de un centavo puede observarse el busto de fray Bartolomé de las Casas, con una variante en el tamaño de la imagen del religioso, de la que se conoce un escaso número de
piezas. La de 5 centavos presenta una Ceiba pentandra con la
antigua inscripción “Libre Crezca Fecundo”: de esta pieza existe una variedad con el escudo utilizado en el diseño anterior (pedestal), conocida como 5 centavos del 49 cola larga. La moneda de 10 centavos aparecería por primera vez con el Monolito de Quiriguá; y la de 25 centavos, con el busto de
una indígena guatemalteca, moneda que también presenta variantes en su escasa primera emisión.

Por orden gubernamental, la Casa de la Moneda acuña una limitada edición –se sabe que fueron únicamente 25 piezas — de monedas de 5 centavos en oro 0.620 (1953), con un peso de .0544 onzas, entregadas a los
principles funcionarios y allegados del gobierno de Jacobo Árbenz Guzmán.

A partir de 1953, aproximadamente, da inicio un período de ajuste y consolidación de las labores del Banco de Guatemala que se prolongó hasta finales de la década de los años cincuenta; fue durante ese lapso que, dentro del modelo general de desarrollo vía sustitución de importaciones, el marco regulatorio y operacional del
Banco Central se orientó a ejercer
funciones de tipo desarrollista. Uno de los acontecimientos significativos e inaugurales de esta tapa aconteció en julio de 1954, al ser asignadas las funciones de acuñación de la moneda fraccionaria al Banco de Guatemala, pasando la Casa Nacional de Moneda –que había siempre funcionado como una dependencia gubernativa
adscrita al Ministerio de Hacienda
y Crédito Público, hoy Ministerio
de Finanzas Públicas– a constituir una dependencia del Banco Central, donde más tarde (1968) estrenaría edificio, se le dotaría de maquinaria moderna y funcionaría formalmente como la Casa de Moneda, adscrita al Departamento de Emisión y Tesorería.

En ese año (1958) existe un buen número de variantes en las monedas de 5 y 10 centavos, que presentan algunas diferencias en los grabados y en la tipografía de los números de la fecha.

También circularon algunas monedas de 10 centavos con rotación de medalla en 1958 y 1959; esta característica la encontramos además en la moneda de 25 centavos de 1960, año en el que también hay piezas, en la misma denominación, con un mayor número de estrías, conocida como “60 de Estría fina”.

Estas monedas ya presentan un nuevo busto de la mujer indígena; además se realizaron mínimos cambios en la misma fecha, en las denominaciones inferiores

En 1962 y 1963 se sustituye la
impresión de billetes de 50 centavos por la acuñación en plata de monedas equivalentes, con fineza 0.720: estas presentan en el anverso el Escudo Nacional; y en el reverso, una orquídea Monja Blanca –la Flor Nacional– y la indicación del valor. 

En 1964 circula la última serie
de monedas en plata 0.720;
y el 20 de agosto de ese año
–bajo el mandato del coronel
Enrique Peralta Azurdia –es
sancionado el Decreto Ley 265
(Ley de Especies Monetarias)
que establece las monedas a
emitir después de esa fecha; las cuales serían de 50. 25, 10, 5 y 1 centavos de quetzal, fijándole a cada una sus respectivas características: aleaciones y cantidades, pesos, diseños, diámetros y gruesos. El Decreto ordena emplear latón (cobre 70% y zinc 30%) para las monedas de 1 centavo; alpaca plateada (cobre 61%, níquel 19% y zinc 20%) para las monedas de 5, 10 y 25 centavos, así como plata 0.720 (plata 72% y cobre 28%) para las de 50 centavos que ya no fueron acuñadas. 

El Congreso de la República,
mediante el Decreto No. 139-96, aprobó las aleaciones para las piezas de moneda guatemalteca,
así como la emisión de billetes de 200 quetzales. Dice: Las monedas de 1 centavo serán de aluminio (aluminio 98.5%, magnesio 1.5%); las de 5, 10 y 25 centavos, de alpaca plateada (cobre 61%, níquel 19%, zinc 20%), y las de 50 centavos y 1 quetzal, de alpaca dorada (cobre 70%, níquel 5.5%, zinc 24.5%). De acuerdo con la anterior normativa, se contrató con la empresa alemana Deutsche Nickel la acuñación de monedas de 5, 10 y 25 centavos con fecha 1997, que conservan los mismos diseños. 

La Junta Monetaria, en su
Resolución 224-98 del 10 de
junio de 1998, resolvió ampliar la gama de aleaciones de metales para acuñar moneda nacional; deja vigente la del Decreto de 1996 para las denominaciones de I
centavo y 1 quetzal, pero para las de 5, 10 y 25 centavos considera –además de la  alpaca– la alpaca C74500, el acero revestido de níquel y el acero inoxidable. Para las piezas de 50 centavos hay dos
opciones: bronce al aluminio y
oro nórdico, que es una aleación de cobre, aluminio, zinc y estaño.
La empresa chilena Armat gana la licitación para acuñar las monedas de 5, 10, 25 y 50 centavos; esta última lleva de nuevo el grabado de la Flor Nacional Monja Blanca. Asimismo, Armat realiza
la primera edición limitada de
monedas de 1 quetzal, que llevan el diseño de la paloma de la paz estilizada, con la inscripción “Paz, larga y duradera”; en dos variedades: una con estría en el borde y la otra sin ella, es decir: liso: con fecha 1998.

Para la acuñación de las monedas con fecha 2007 se vuelve a contratar los servicios de la ya conocida fábrica Armat S. A de Chile. En esta ocasión la institución sud-
americana elabora las piezas de un centavo y cincuenta centavos de quetzal.

Las ediciones de moneda metálica del año 2008 fueron ganadas por las casas Armat S. A y Real Casa de Moneda de Holanda. La primera acuñó las piezas de 5 centavos, mientras que a la segunda le fueron
adjudicadas las denominaciones de
10 centavos y de un quetzal.